Tras los muros desencantados por hastío
sueña sus sueños el emperador;
de atropellos bestiales, de auroras boreales
encendidas en alcohol.
Dominante, ante tu mundo
creado de intempestivas muertes, duermes,
abrazas tu almohada, y sus plumas desoladas,
no entibian el azul fuego
de tus pensamientos.
Un trono, de roca oscurecida
por la seca y virginal sangre de libertarias pitonisas,
hará de improvisado escenario para tu acto final
al caer tus ilusiones en el hueco de una urna
que solo conocerás desde el polvo de tus
huesos cenicientos.
Entonces, cuando el silencio ocupe los diarios, tornaré.
Willy y los cartoneros
Hace 1 semana
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