lunes, 21 de diciembre de 2009

Incomunicados

A veces, juego escondidas con las estrellas; un sol rabioso me busca en su día mientras la luna cómplice me esconde tras su falda, y la hueso, la hueso no me ve.
Otras, miro tu cara y una sopa de letras desde el mentón me da ese mensaje que tu lógica violenta se niega a desentrañar, esta se escapa y me asalta.
Muchas, vago por las calles y lo que veo, eso, te lo cuento a Vos, con la palabra sencilla, libre de abstracciones, para que leas en mi aquello que siento, aunque tu fuera de foco no logre retratarme.
Ahora ando un poco golpeado, por la ventana del taxi me vi alargando la mano, los vidrios húmedos, ajados; los pies helados. Es entonces, siempre, que me ves y lloro, lloro por vos; El que está a mi lado y yo nunca supimos decirte, de la manera compleja en que te gusta, que el peldaño que te eleva es de una madera corroída y vieja, y doy media vuelta y nos vamos, a estudiar las letras que te eviten el próximo suicidio